Propuestas simples como la correcta orientación de las ventanas para lograr ventilación cruzada, iluminación natural, uso de aislamiento térmico para conservar la temperatura adecuada, etc. lograrán un ahorro importante de energía eléctrica.
Otra forma de contribuir con el ambiente a nivel arquitectónico, es lograr que los proyectos generen su propia energía a través de los cada vez más famosos paneles solares o el uso de materiales que reduzcan el impacto de contaminación ambiental al máximo; materiales como barro, paja, productos reutilizables y madera, los cuales son extraídos mediante procesos sencillos y de muy bajo costo.
Finalmente, no se trata solo de crear construcciones amigables con el medio ambiente, si no de crear una comunidad consciente, educando al habitante promedio y complementando su estilo de vida con prácticas diarias de conservación: apoyar el reciclaje, incentivar el transporte en medios de conducción eléctricos, consumir cada vez más alimentos generados de huertas propias, reducir el consumo de plástico, etc.
